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San Salvador, 22 - 28 de octubre de 2007 | |||
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EL AGORA
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La Orquesta Sinfónica Juvenil acompañada por uno de los ejecutantes de la Wanderlust Theatre Co. NY. |
El reto era grande: emular a Andrew Lloyd Webber y sus míticos musicales de Broadway. “Por favor apaguen sus teléfonos celulares”, sonaba la advertencia en los altavoces. Por esta vez, el público obedeció y ningún timbre ocasionó bullicio incómodo. Susurros, para mientras.
De pronto las cortinas dieron paso a más de 150 artistas en escena que, dirigidos por seis virtuosos cantantes neoyorquinos que demostraron una excelente y casi perfecta interpretación vocal, deleitaron al público salvadoreño con 24 canciones dividas en dos entregas.
Si bien no hubo bailes ni espectacularidad en la escenografía o en el vestuario –como es la costumbre en los musicales de Broadway- el tiempo fue una madeja delgada que no oprimía y la noche se fue volando a la par de las ejecuciones sinfónicas y las voces melodiosas.
El coro del Cenar ingresaba en algunos momentos a la primera línea del escenario y jugueteaba con los cantantes estadounidenses que guiaban sus notas. Todo esto, en medio de un juego de luces sugerentes y la cuidada interpretación de la Orquesta Sinfónica Juvenil.
Sarah Madej, Dana P. Dimon, Celisse Henderson, Brett Teresa, Brian Charles Rooney y Gavin Esham se sucedían en escena, cambiándose de ropa entre bambalinas con una velocidad vertiginosa y demostrando complicidad –visual y táctil- cuando las letras de amor del repertorio así lo requerían.
Así, vinieron canciones que se aplaudieron sin cesar como “Superstar”,
de Jesucristo Super Star (1972) y “El Fantasma de la Opéra”
del musical del mismo nombre (1986).
Además de las clásicas “Jacob and Sons” de Joseh
and Amazing Techincolor Dreamcoat (1967), “Memory” de Cats
(1981), “Buenos Aires” y “Don’t cry for me Argentina”
de Evita (1976), y algunas más recientes como “Whistle Down
The Wind” (1997) y “Tell Me on a Sunday” (2003).
Los cantantes iban y venían haciendo gala de sus voces ultra afinadas, el director Martín Jorge saltaba e indicaba las notas preso de la alegría, los músicos no despegaban sus ojos de las partituras y el coro -aunque al principio un tanto inaudible- no mostró un decibel de más y mostró una buena pronunciación del inglés.
Arriba del escenario, en una pantalla negra con letras blancas, los cientos de espectadores podían ver los subtítulos en español de las letras de las canciones que iban siendo interpretadas, eso sí, con un pequeño desfase de tiempo y una, en ocasiones, descuidada traducción.
Martín Jorge tiró su varita de director por los aires y la orquesta cesó de tocar al unísono. Los neoyorquinos recibieron aplausos cerrados junto con sus jóvenes coestrellas salvadoreños, a los cuales –en algunos casos- les sobraban los dedos de las manos para contar sus años.
Las cortinas cayeron y al otro lado la euforia contagiaba a niños y jóvenes que corrían dando gritos y echándose porras. La compañía Wanderlust firmaba autógrafos. Largas filas.
Los ensayos
Vestida de negro, como sus compañeros del Cenar, Brenda Rocío
Chacón Gutiérrez, de 10 años, destacaba entre las
decenas de coristas por su expresión facial y su marcado interés
interpretativo.
Entre risas, confesó que hace poco entró al coro –en agosto- y que sí se sintió “un poco” nerviosa de estar en escena. Recordó que para aprender la adecuada pronunciación de las letras de las canciones en inglés “estuvimos estudiándolas en nuestras casas y grabándolas en casetes y luego las oíamos”.
“No me costó”, afirmó con un dejo de infantil jactancia, para luego declararse “feliz porque nos salió bien y como nosotros queríamos”. No obstante, reconoció que “tuvimos un error en la primera presentación, pero fue pequeño, no fue tan grande”.
Julio García, el director del coro, explicó que los jóvenes y niños memorizan las letras en inglés, español y hasta en japonés -si así se requiere- luego de “un proceso un poco largo” que empieza con ejercicios de audición, reconocimiento de la palabra escrita y pronunciación, para al fin poder entender el significado de las palabras y las frases completas.
García explicó que, posteriormente, se dedican a “repetir, repetir, repetir” y corregir “detallitos de pronunciación” ¿En cuánto tiempo lo lograron esta vez? Un mes.
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Un miembro de la Orquesta Sinfónica Juvenil toca a violonchelo cobijado por la media luz del Teatro Presidente. |
La orquesta ensayó desde hace dos meses, al igual que la compañía estadounidense en su país natal, luego, desde hace un mes, orquesta y Cenar se juntaron para finalmente ensamblarse con la compañía solo una semana antes de las presentaciones, realizando exhaustivamente unos cinco ensayos diarios.
“Toda la responsabilidad que eso tenía y el poder haber cumplido con un espectáculo, sentir el agradecimiento del público, el teatro desbordante de gente, eso ha sido increíble, lo agradecemos mucho y esperamos con esto tener un incentivo”, comentó el director.
A pesar de la majestuosidad de las voces de los artistas invitados, Jorge
no vaciló al subrayar que “el coro del Cenar fue una de las
sorpresas más gratas de este concierto” y anunció
que ambos proyectos –orquesta y coro- planean volver a juntarse
para nuevos montajes.
Lea además: |
Broadway en las marquesinas guanacas Sobre el compositor Algunos enlaces sobre Andrew Lloyd Webber En
español En
inglés |
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